lunes, 29 de agosto de 2011

Incontables las lágrimas derramadas, las quedan por derramar.

No quiero oír hablar de príncipes azules que rescatan princesas al anochecer. De ranas que llevan sorpresas, de nada. No quiero oír ninguna paranoia más, no quiero oír hablar del amor y de sus efectos secundarios. De los besos mojados, de las caricias al amanecer, de lo que conlleva enamorarse. De sus ojos marrones y su pelo castaño, de su sonrisa increíblemente increíble. De las lágrimas derramadas, y las que quedan por derramar. No quiero oír nada relacionado con el amor, con la tristeza.. Intento decir, demostrar, fingir que el pasado, pisado está. Pero no, cada vez está más presente. Porque quizás, me acostumbré demasiado a él, a verle siempre, a besarle, a acariciarlo, a rozar sus pensamientos, a sus te quiero, quizás, me acostumbré a que era solo mio, quizás. Quizás no era así, no lo es. Pero, quería pensarlo, quería tenerlo, quería, quiero, querré, todo, todo con él.

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